Por supuesto que cualquier cosa que escriba estará sesgada por mis experiencias y mi escaso conocimiento. Pero, aun así, tengo bastante que decir.
Socialmente, medio como que se nos ha inculcado que el amor comienza en determinado momento de la vida, cuando empezamos a querer enamorarnos. Y más allá de que esto sea un concepto totalmente erróneo, me atrevo a decir que a partir de determinada edad, nadie zafó de la pregunta “¿y a vos cómo te está yendo en el amor?”
Así nos hemos ido adaptando y le hemos ido dando esa definición alocada, bien egoísta y pretenciosa a algo tan hermoso. Pero en fin…
Muchas veces cuando una persona comienza con esto del “amor” (buscando conectar con un par), ya sea en su temprana adolescencia o tal vez un poco (o bastante) más tarde, tiene una percepción bastante distorsionada de lo que realmente significa.
En nuestra niñez obtenemos el ejemplo de nuestros padres, que para muchos son un reflejo de lo que es el amor real y para otros (creo que otros significan la mayoría de nosotros), son un ejemplo de lo que no queremos que nos ocurra.
No es justo decir que hemos sido de tal o cual manera por causa de nuestros padres. Pero sí es verdad que eso que fuimos captando mientras íbamos creciendo, influyó bastante. Ya sea porque queríamos repetir algo que nos parecía bueno, o porque no queríamos caer ¡ni locos! en determinado patrón.
En definitiva, volviendo al punto de inicio, comenzamos queriendo hacer lo que creemos correcto, lo que será lo mejor para nuestras vidas.
En mi caso, en lo más temprano de mi juventud soñaba con conocer a mi pareja, con la cual iba a compartirlo todo hasta el fin de mis días (hasta que la muerte nos separe), formar un hogar, una familia, etcétera…
Me paré en el día de hoy, en el año 2025, ya siendo una persona treintona y me pregunto ¿qué pasó?
Alguna vez te preguntaste, ¿qué pasó con los planes y sueños que tenía de niño?
Y bueno, lo que pasa es la vida misma.
Y pese a que le llamemos “vida” como si fuera algo completamente ajeno, nosotros tenemos muchísima influencia en cómo ésta se va desarrollando.
¿Viste esas películas en las que con una máquina se logra viajar en el tiempo, al pasado? Los viajeros deben evitar interactuar con conocidos o realizar cualquier tipo de acción que pueda modificar el presente. Bueno… así como pasaría en las pelis, si miramos en retrospectiva, muchas cosas podrían haber sido diferentes si hubiéramos actuado de una manera distinta. La vida transcurrió de forma inevitable, pero con nuestras decisiones fuimos trazando una dirección.
En el amor muchos fracasamos hasta que dejamos de intentar, muchos lo encontraron (o creen haberlo encontrado) y permanecieron, muchos llevan una búsqueda incansable, entregando todo su corazón cada vez que encuentran a una persona prometedora. Hay un gran abanico de opciones y todos, PERO TODOS, hemos elegido. Porque hasta cuando optas por resignarte, estás eligiendo.
Lo bueno del amor (y aunque parezca que es algo obvio, muchos no han tenido esta revelación), es que no sólo lo encontramos en una pareja. ¡Y qué bueno! Porque el amor es una necesidad humana esencial. Desde nuestro nacimiento, hasta nuestro deceso. No es algo que empezamos a desarrollar o necesitar en la pubertad. Lo que se empieza a despertar a esa edad son otras cosas, otras necesidades, otros deseos. Que si bien se pueden vincular estrechamente con el amor, no lo son.
Qué lindo poder percibir el amor en la naturaleza, en nuestros familiares, en nuestros amigos, en nosotros mismos, en pocas palabras: en la creación de Dios.
Qué lindo poder percibir el amor puro, no el desamorado, ese que se acostumbró a decirnos “te amo” porque lo repitió muchas veces.
Hoy la voy a dejar por acá, para que vayamos pensando juntos…
Luego seguiremos hablando del amor y otros temas de los que mueven el mundo.
Con cariño,
Alex
Replica a Nicol Cancelar la respuesta